¨De Madrid al cielo¨, es uno de los refranes más populares que solemos utilizar para definir la capital española. Su origen está algo difuso, algunos lo remontan al finales del siglo XVIII a raíz de las reformas que Carlos III realizó en la ciudad para embellecerla, otros relaciona al refrán con la obra del dramaturgo del Siglo de Oro, Luis Quiñones de Benavente, titulada «Baile del invierno y del verano». En ella hay unos versos que dicen:
«Pues el invierno y el verano,
en Madrid solo son buenos,
desde la cuna a Madrid,
y desde Madrid al Cielo».
Lo cierto es que esta frase se ha convertido a día de hoy en uno de los slogan más utilizados para promocionar Madrid y a decir verdad es que le viene como anillo al dedo a esta ciudad que enamora a sus visitantes.
Recuerdo hace unos años cuando llegaba a Madrid, una ciudad que se imponía ante mis ojos, mi primer contacto, la Gran Vía, una calle como pocas, de esas que no puedes salir del asombro al ir pasando por sus edificios, con razón es de las más fotografiadas del mundo.
Unos días después, ya aclimatada en mi nuevo destino, llegaba la hora de comenzar a descubrirla, Lo que no sabía era el amor que surgiría en mi por esta ciudad, sintiéndome cada día un poquito más cerca del cielo. Zapato cómodo y un buen abrigo (ya se asomaba el invierno) empezó mi día, la verdad no sabía por dónde comenzar, así que decidí ir al encuentro con el arte, Museo del Prado, uno de los más famosos por las colecciones que atesora esta pinacoteca, Goya, Velázquez, El Bosco, Rubens, un deleite para nuestra vista y para nuestra cultura. Aunque puedes estar todo el día recorriendo sus salas, yo quería en un día recorrer todo, tras tres horas de recorrido, active mi Google Map y continúe camino Puerta del Sol, Plaza Mayor, Palacio Real fueron mis próximas paradas, cada una con su encanto e historia y sus calles aledañas que conforman el Madrid de los Austrias te revelan la riqueza histórico cultural de la capital Española.
Este primer recorrido despertó esa fase de enamoramiento, lo que esta vez por una ciudad y ahí comenzaron los deseos de conocer cada rincón, de descubrirla y admirarla, por lo que en cada tiempo libre me iba a caminar y ante mi fueron levantándose nuevos lugares, la Puerta de Alcalá, la Plaza Cibeles, el Parque del Retiro, el Templo Debod, donde contemplar un atardecer desde aquí es realmente sentirse en el cielo.
Luego vinieron otras sensaciones, las de mi estómago, con razón dicen que el amor entra por la cocina, disfrutar del jamón, los quesos, los exquisitos y variados platos, que puedes encontrar en casi cualquier bar, acompañado o por una caña o un buen vino y a casi cualquier hora del día son de esas cosas que han posicionado la ciudad y España como destino gastronómico.
Los años han pasado y también las diferentes fases que devienen en un amor verdadero, un amor de esos que te hacen sentir en las nubes, que me hacen comprender el significado de ese refrán ¨de Madrid al cielo¨, y os juro, este amor declaro será eterno porque cada día aún encuentro algo que admirar y disfrutar.
Comentarios
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Me ha encantado, la verdad que de Madrid al cielo y un agujerito para verla.
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